martes, 24 de septiembre de 2013

Cineplanet maltrata, boicotea y censura "El espacio entre las cosas"

El Perú marcha como siempre: mientras las instituciones judiciales sirven de detergente para limpiar el prontuario personal de algunos políticos, los diarios limeños (que ya los tienen como candidatos propios) les dan portadas y páginas principales para que se despachen a gusto. Y como si esto no fuera suficiente, hay una escoria que está preso por delito de lesa humanidad que tiene acceso a Internet y un cardenal que apaña la pedofilia de un obispo.
Así que lo que leí hoy en Diario 16 no debe asombrar mucho.


diario 16. martes 24 de septiembre del 2013
 
 
Apostar por hacer películas en el Perú es todo un reto, por ello es inaudito y resulta indignante que dos jóvenes cineastas peruanos, Cynthia Inamine y Raúl del Busto, realizadores del largometraje El espacio entre las cosas, hayan sufrido una serie de maltratos, discriminación y hasta un evidente sabotaje por parte de la cadena Cineplanet, que les canceló tres funciones sin previo aviso, un día después del estreno. Y lo peor es que les estaba cobrando por cederles las salas e iban a llevarse el 80% de la taquilla.
 
"Sabíamos que el estreno de esta película iba a tener varias complejidades, sea por la propuesta no narrativa de la obra, sea por haber tomado la decisión de distribuirla nosotros mismos. Sin embargo, no esperábamos que el mayor boicot iba a surgir de la propia sala de cine", publicaron los cineastas a través de un comunicado.
 
Según Cineplanet,la sala del óvalo Gutiérrez, en Miraflores, donde se proyectaría la película, entró en mantenimiento, por lo que la proyección de la película fue suspendida sin previo aviso. Además, señalaron que si no avisaron a los productores sobre esta drástica decisión fue porque no tenían un número telefónico para contactarlos. Un hecho que fue desmentido por Cynthia y Raúl, quienes aseguraron que la empresa solicitó todos sus datos al momento de firmar el contrato.
 
Cronología de un maltrato
 
Sin embargo, las trabas venían desde meses atrás. "Desde la primera reunión con Álvaro Sedano, gerente comercial de Cineplanet, las condiciones fueron complicadas para nosotros. Nos dijeron: 'Podemos darles dos salas, con un costo de 700 dólares por cada sala en concepto de alquiler y proyección digital, una sala en Alcázar y una en San Miguel'. Además, acordamos que en concepto de taquilla íbamos a recibir el 20% de lo ingresado. Es decir, la película debía lograr unos 2330 espectadores solo para recuperar el dinero por alquiler las salas. Y esa cantidad debía conseguirse en tan solo una semana. Lo irónico surgió cuando se le preguntó al responsable de Cineplanet cuántos espectadores creía que alcanzaría la película: 'No llegarán ni a 800'. No nos desanimamos y decidimos que lucharíamos por duplicar esa cifra", contaron.
 
Por si fuera poco, jamás se firmó un contrato con relación al pago, pues, según Cineplanet, ellos, no trabajan de esa manera. Pero sí exigieron la entrega de cuatro afiches para promocionar la película en las salas. Sin embargo, hasta unos días antes del estreno, sólo habían colocado uno. Además, tampoco pasaron el tráiler del filme en ninguna de las salas. Nada de lo acordado se estaba cumpliendo.
 
Por ese motivo, la gota que derramó el vaso fue la cancelación de las funciones del viernes 20 y sábado 21. Y a través de las redes sociales se originó una gran protesta que obligó a Cineplanet a reanudar las proyecciones el mismo sábado en la noche. El problema de mantenimiento había sido resuelto antes de lo previsto.
 
Adiós Cineplanet
 
Ayer (lunes 23) por la mañana, Cineplanet envió un comunicado lamentando los hechos ocurridos el fin de semana. Además, informaron que la película se proyectaría en el cine Alcázar por una semana más.
 
Sin embargo, Cynthia Inamine y Raúl del Busto respondieron que no aceptarán lo ofrecido por una empresa que no respeta el trabajo cinematográfico que han realizado durante cuatro años.
 
"Desde luego, lo 'normal' sería aceptar una semana más de cartelera. Pero... ¿para qué?, ¿para que sigan llegando comentarios de gente que señala que suenan taladros durante las funciones? ¿Para qué enciendan las luces y entre gente de limpieza antes de que aparezcan siquiera los créditos? Creemos que no. Hemos perdido la confianza en esa empresa. Resulta que hay algo más importante que los números de taquilla y es el respeto a una obra artística y la dignidad del espectador que paga su entrada", expresaron los cineastas, quienes aún no reciben las disculpas del caso.
 
¡El colmo!
 
Lo interesante de toda esta campaña virtual fue que los cineastas pudieron enterarse de más maltratos contra su producción. Pues los mismos cibernautas hicieron de conocimiento público hechos totalmente indignantes por parte de la empresa y sus trabajadores. Por ejemplo, un espectador contó que el personal de la boletería le recomendó que no vea la película. Además, otra persona relató la mala experiencia que vivió cuando fue a ver el filme, pues la proyección fue interrumpida por un molesto ruid de taladro.
 
El espacio entre las cosas
 
El espacio entre las cosas es la primera película experimental que llega a las salas de cine comercial. La historia central se basa en un director que busca locaciones para su próxima película. Esta es una misteriosa trama, contada por su propio director, Raúl del Busto, a través de una voz en off. La libertad de tomas y el efecto en las imágenes son algunas de las principales características que hacen especial este filme, cuya musicalización fue exclusivamente producida para la filmación.

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