jueves, 6 de junio de 2013

Esteban Canal involucrado en un affaire romántico de Capablanca

Fuente: Chess Notes 4712 de Edward Winter.



Esta famosa posición ocurrió en la partida entre Sämisch y José Raúl Capablanca en el torneo de Carlsbad en 1929. todo tipo de historias han sido tejidas alrededor del desatinado 9..., Aa6, tal como este pasaje alrededor de Capablanca en la página 31 de The chess scene por David Levy y Steward Reuben (Londres, 1974):

 "Además de ser un genio como jugador de ajedrez él tenía una encantadora personalidad y era el gran favorito de las damas. esto contribuyó a la descomposición de su primer matrimonio. Mientras jugaba el torneo de Carlbad en 1929, Capablanca se había encontrado una amante local. Esto incrementó su disfrute de un evento en el cual él estaba jugando bien y estaba apareciendo adelante para tomar el primer premio aun cuando la oposición era extremadamente fuerte. Durante su partida con Sämisch (uno de los coleros), Capablanca levantó la vista del tablero y difícilmente podía dar crédito a sus ojos cuando él vio a su esposa, quien había decidido que sería una agradable sorpresa si ella fuera a visitar a su esposo. El desatino de Capablanca en aquella partida fue posiblemente el peor de su carrera. Él preguntó a un amigo, "¿Realmente puedo continuar con una pieza menos?" Su amigo replicó, "Es mi responsabilidad que usted siga jugando." Él luchó por muchas horas pero eventualmente perdió y de esta manera finalizó empatado en el segundo lugar, sólo medio punto detrás del ganador."

El anecdotista no ofrece la fuente para su consideración, y en particular cabe preguntarse el porqué este amigo, convenientemente innombrado, hubiera sido consultado por Capablanca durante la partida y hubiera replicado "Es mi responsabilidad que usted siga jugando". Por otra parte, ¿tiene cualquier narrativa histórica visos para ser creíble cuando pretende citar el discurso directo?

La historia también surgió en la página 330 de Garry Kasparov on my great predecessors part 1 with the participation of Dmitri Plisetsky (Londres, 2003):

'El secreto de este desatino del año fue revelado por la propia víctima. Resulta que antes del noveno movimiento de Capablanca apareció una bella morena en la sala -su esposa gloria, quien había llegado inesperadamente desde La Habana. esta "entrada sorpresa" conmocionó al maestro: él estaba teniendo un romance con un bella rubia...'

Desde que lo afirmado por Kasparov -con la participación- de Plisetsky que 'la propia víctima reveló lo que sucedió (con detalles corroborados acerca del color del cabello), es una lástima que no se proporcionara más detalles. En el libro del torneo de Carlsbad 1929 (página 309) A. Becker meramente estableció en su nota a 9. ...Aa6 que después de la partida, Capablanca explicó que él momentáneamente consideró posible responder 10. Da4 con 10. ..., Ca5 ('Nach der Partie erklärte er, bei diesem Zuge momentan im Glauben gewesen zu sein, auf 10 Da4 mit Sa5 antworten zu können...'). En otras palabras, el cubano pensaba que él ya había enrocado.
¿Cuándo fue sugerida por vez primera esta femenina distracción? El más temprano caso que hemos encontrado es por un participante de Carlsbad, 1929, Esteban Canal en un artículo titulado Il virtuoso Capablanca en la página 127 de la edición de junio de 1958 de L'Italia Scacchistica:

‘A questo proposito posso raccontarvi una sua tragicomica avventura della quale fui testimone e che pochi conoscono. Si svolgeva il torneo di Karlsbad 1929, uno dei più famosi del secolo, per lui importantissimo perché una sua vittoria gli avrebbe spianato la via della rivincita con Aljechin. Però invece di concentrare tutte le sue forze al raggiungimento dello scopo, alternava, lui quarantenne, le battaglie scacchistiche a schermaglie galanti, e ognuno sa quanto male vadano d’accordo la dama e il giuoco degli scacchi. Per colmo di mali le cose si complicarono di repente. Da alcuni giorni, verso la fine del torneo, egli aveva preso l’abitudine di appartarsi in dolce colloquio con una ragazzetta svenevole di buona famiglia, che era venuta coi genitori per la cura delle acque termali; il convegno avveniva in uno stanzino sperduto nel labirinto di sale, saloni e salotti del grande albergo, lontano da sguardi indiscreti. Una sera, mentre stavo per uscire a spasso, vedo una signora bruna nell’atrio fra un cumulo di valigie, con due marmocchi in calzoncini, che chiede di Capablanca al portiere. Intuisco la situazione, si tratta certamente della moglie che ha voluto preparare una lieta sorpresa arrivando così senza preavviso. Ho avuto sempre molta comprensione delle disgrazie del prossimo, eppoi gli ero molto amico, cosicché mi precipitai a dare l’allarme, spiegai le cose in fretta e furia, presi il suo posto accanto alla donzella, mentre egli si metteva a passeggiare di fronte a noi come se mi avesse scovato per caso in quel momento e volesse dirmi qualcosa di molto importante. La commedia era stata opportuna e tempestiva, perché subito dopo entrò in campo il nemico cioè la consorte e i ragazzi. Passato il primo momento delle effusioni, salutarono e uscirono con lui. Dallo sguardo che mi aveva gettato la buona donna io compresi che la finta non era riuscita, e infatti ho saputo più tardi che quella notte fu tempestosa per il cubano, un vero tornado delle Antille gli si era scatenato addosso. Il giorno dopo egli apparve nella sala di torneo compito e sorridente come al solito, però nella partita sua contro Sämisch si notarono le conseguenze del temporale: dopo solo nove mosse egli perse un pezzo, e così anche la partita e il primo premio. Questo e il piccolo tributo che l’uomo felice deve rendere ogni tanto agli invidiosi dei.’

En resumen, Capablanca estaba en la compañía de una jovencita en el hotel en Carlsbad cuando su esposa y dos niños inesperadamente llegaron ahí. Canal trata de ayudar a Capablanca a cubrir sus huellas, pero sin éxito. Esa noche el cubano encaró la furia de su esposa, y al día siguiente él desatinó con Säemisch. Este artículo fue reproducido en las páginas 102-104 de Esteban Canal por Alvise Zichichi (Brescia, 1991).

Sin embargo, una versión por completo diferente fue atribuido a Canal en un artículo de Román Torán en las páginas 8-9 del Especial de Ocho x Ocho (abril 1995). Torán contó que en un torneo en Venecia en 1952 (nosotros creemos que él quiso decir 1953) Canal le dio la siguiente narración de lo que sucedió en Carlsbad en 1929:

‘Paseaba por la sala esperando la jugada de mi adversario cuando, súbitamente, vi entrar a la acompañante de Capablanca de los últimos meses. Ajeno a su llegada, Capablanca conversaba con una joven en una salita del casino, escenario del torneo. Quise evitar un incidente y me di buena prisa en advertir a Capablanca. Con su rapidez de reflejos me dijo: “Siéntate ahí”, de forma que la señorita quedase entre los dos y no se pudiera saber quién le acompañaba. Pero esta maniobra no convenció a la recién llegada, que armó un buen escándalo. Capablanca se reincorporó a la partida y cometió un grave error que le costó una pieza. Normalmente, hubiera abandonado, pero quería que se calmase el enfado de su acompañante, por lo que continuó jugando y, ante el asombro general, a punto estuvo de salvarse.’

Esta versión sólo se refiere a una dama de compañía y a una jovencita, sin mencionar a la esposa y niños de Capablanca; ni existió allí alguna noche de recriminaciones, desde que se contó que el incidente ocurrió durante la partida del cubano contra Sämisch. El artículo de Ocho x Ocho llamó nuestra atención por Christian Sánchez (Rosario, Argentina). Si la narración es fiel a lo que Canal había dicho a Torán cuatro décadas antes, es imposible de decir.

Dos otros informes pueden ser señalados. El primero fue de Hans Kmoch, en un artículo titulado My Personal Recollections of Capablanca en las páginas 362-363 de Chess Review, Diciembre de 1967:

'En 1929, Capablanca participó en el cuarto torneo de Carlsbad. Pero ahi yo tuve poco contacto con él. Cuando su esposa (la primera) llegó, él perdió con Sämisch, perdiendo una pieza en la apertura, para gran satisfacción de Alekhine, quien atendió la contienda como un observador.'
Alekhine estaba informando sobre el torneo para el New York Times.

Mas confusión se creó cuando Salo Flohr escribió un relato en la edición 9/1980 de 64. Una traducción de su artículo (El idioma materno de Capablanca) fue publicado en las páginas 28-30 de la edición 3/1981 de la revista cubana Boletín Ajedrez. Afirmando que el 'secreto' que había sucedido en Sämisch contra Capablanca, había llegado de las propias palabras de este último (no de una fuente). Flohr aseveró que mientras el cubano estaba contemplando el noveno movimiento, su esposa inesperadamente entró a la sala del torneo. De acuerdo con Flohr, esto desagradó a Capablanca porque él estaba entonces frecuentando a otra mujer. Olga Chagodaef, con quien más tarde se casó. Como se ha señalado en las páginas 252 y 325 de nuestro libro sobre Capablanca, esto es incorrecto porque él no encontró a su segunda esposa hasta 1934.

Tomados en conjunto, los relatos de Canal, Kmoch y Flohr sugieren que algo relacionado con una o más mujeres ocurrió en el contexto de la pérdida de Capablanca con Sämisch.

Las preguntas sin resolver son: qué, quién, dónde y cuándo.

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